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La vivencia de las experiencias exaltadas

La vivencia de las experiencias exaltadas

En la vivencia de las experiencias exaltadas de placer, de emotividad, de las más variables e intensas sensaciones, todo surge y vuelve a la calma de siendo estando.
 
En la búsqueda de la felicidad a través de experiencias recordadas o proyectadas mentalmente, lo que sin saber muchas veces se busca, es la calma consecuente a la experiencia gozosa aunque dure poco.

Aceptando el momento presente

El momento de saborear de la experiencia, que hace que lo que se buscaba se saboree desde la calma de la mente aceptando el momento presente (sin búsqueda).
 
Casi independientemente del saborear, y sin menospreciar el valor del gozo del saborear, la erradicación de la inquietud o ansiedad de la búsqueda, muchas veces es algo que se buscaba sin saberse. 
 
El establecer la mente en la sencillez del presente, silente del pensamiento deseoso e inquieto buscador, en el fondo directo de Ser estando.

Surgir la experiencia

Como en un dejar surgir la experiencia tal cual es, sin interpretación, ni “control”.
 
Este silencio, fondo o foco, directamente reconocido como testigo independiente de cualquier yo identificado, simplemente como la noción de darse cuenta, sin filtros de juicio de valor.
 
Establecer la mente en lo esencial de Ser, en una especie de estado de no saber, conociendo en sencillez lo que Es, independientemente del pensar.

Calma de Ser

Este establecer es la calma de Ser estando, es la base de la felicidad, es la irradiación de la paz de Ser, es muchas veces lo que se busca sin saberse.
 

Realidad y relatividad

La relatividad como indicativo de lo aparente, de lo que cambia, de aquello que se vive como real “subjetivamente”, personalmente y temporalmente.
 
Hasta una mentira es real-relativa como mentira, la experiencia que se vive es la que es, con posibilidad al cambio o a desaparecer.
 
Aunque hay diferentes aspectos de relatividad, todo lo experimentable u objetivable es relativo, y es relativo en contraposición a lo que puede ser sin cambio.

¿Qué es estable e inalterable en todo momento y circunstancia?

Así se podría acuñar la realidad esencial, o la identidad real, lo idéntico a si mismo siempre, lo que siempre Es, o lo que es base de todo lo cambiable, por ser como contraposición aquello que cambia. 
 
Eso que no es objetivable, ni cognoscible en su esencia, pero que da cohesión a toda la experiencia.
 
Que se reconoce en una fulgurante evidencia como instantaneidad eterna y absoluta de sí misma, en sí misma.
 
Aparte completamente de toda posible objetivación e imposible de ser objetivable, pues su atemporalidad y trascendencia es incognoscible como esencia absoluta por no ser lo conocido.

Esencia y experiencia

Solo se puede conocer su simultaneidad entre esencia y experiencia, la experiencia es su posibilidad simultánea, siéndola sin serla simultáneamente en su totalidad de evidencia ahora. 
 
Relativizarlo todo sucede cuando sucede, aunque suceda el reconocimiento de lo genuinamente Real, eso no cambia nada de lo que sucede.
 
Este suceder solo reconoce la humildad, la compasión, la contemplación del amoroso juego del suceder, y la paz como esencia de Ser.
 
Humildad por ser “la Nada”. Compasión porque no culpabiliza, y comprende el dolor o sufrimiento del experimentar como lo relativamente inevitable cuando es.

Reconociendo el amor

Reconociendo el amor, siendo la experiencia como juego de variables y contrastes. La vida quiere vivir por el amor de ser lo que es, en su intrínseco impulso por vivir:
 
  • La vida como experiencia es este presente global.
  • La esencia de Ser la somos simultáneamente como trascendente eterna realidad, a eso se le puede llamar la paz más allá de los estados. 
 
El relativizarlo todo o la aceptación mental de todo lo que Es, conlleva un “estado” contemplativo, en un dejar mentalmente, o un evidenciar el tal cual es lo que Es.
 
Desde la noción del darse cuenta, como el continuum en toda la experiencia, en un presente que engloba esencia y experiencia, constatando una singular “biunidad” presenciada.
 
Esta contemplación y discernimiento, revela la realidad esencial como trascendente en su ausencia de lo cognoscible.
Como fluir constante del conocimiento como relativo y real simultáneamente.
 
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