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¿El trabajo dignifica?

¿El trabajo dignifica?

El trabajo o la actividad forman parte de la experiencia del vivir, y fundamentalmente gozar del trabajo por la actividad misma, es la mejor e inmediata recompensa; claro que las consecuencias del trabajo conllevan su importancia, pero si la consecuencias ultimas es el único fin, el trabajo puede llegar a ser una tortura. Lo que realmente dignifica al trabajo es el gozo de la actividad en esa recreación de la vida siendo. 
 
La dignidad más digna es la felicidad y su base estable es la paz, la felicidad y el amor es lo que cohesiona la vida, la felicidad es el derecho de ser simplemente por ser lo que somos, pues la felicidad genuina es la irradiación de nuestra naturaleza original. Otra cosa distinta es la felicidad como resultado de deseos psicológicos, en donde el yo (ego) proyecta sus demandas; el desear hacer, tener, sentir, “ser”. Este tipo de felicidad es oscilante y siempre incompleta. 
 
Realmente lo que se anhela es una felicidad estable, aunque normalmente no se es muy consciente de ello. La felicidad estable es más un estado de paz, del cual se goza de las intensidades que aparezcan para luego retornar a esa paz. La felicidad de no necesitar, de reconocer que todo viene dado, de hecho es estar bien con uno mismo simplemente por Ser. 
 
El trabajo no puede dignificar cuando se vive completamente digno de ser lo que ya se Es. La dignidad la da la realidad que somos, y el trabajo o la actividad forma parte de esa realidad. Más bien la realidad que somos dignifica al trabajo, y no al revés. Dignos de ser el Ser en su inmensa totalidad y eternidad.

La exaltación del sentir Ser

Siendo presencia presente, surgiendo el sentir en oleadas de gozo… el amor que brota de lo íntimo y envuelve todos las aspectos de la consciencia en un intenso sentir. Cuando el gozo no surge de nada, en una intensa vivencia de Ser sintiendo. Cuando en la paz inamovible de Ser surge una sutil sensación de sentir, amor, incrementándose progresivamente, que hace que el cuerpo sienta intensamente. Colmándose de gozo la experiencia sin más, solo por el hecho de Ser. Un reconocimiento del amor como Ser en su expresión más auténtica siendo. 
 
La vivencia de sentir directamente la emanación de ser, no de que algo aparentemente de fuera provoque aspectos de amor, gozo o placer; sino que es como de dentro, o un descenso en relación con el cuerpo, de un sentir, amor, felicidad que llena toda la consciencia o experiencia. Esa vivencia es reconocida por quien en alguna medida lo ha experimentado o reconocido, si no es así le puede parecer a la persona que oiga esta exposición algo muy distante y poco creíble. Todos los seres humanos han vivido aspectos del sentir genuino pero no ha sido reconocido. La carga psicológica y emocional con las inercias correspondientes, impiden ese reconocimiento y vivencia intensa del sentir íntimo de Ser. 
 
También muchas veces se puede tener una interpretación de que esa vivencia es la esencia de ser, cuando la esencia de ser es paz, es la intensidad sin variación, no intensidades. La paz esencial es Aquello que es sin apoyos, sin distorsiones ni variaciones; es tan simple y tal total, que su simplicidad es su dificultad.
 
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